El planeta respira: Un tratado histórico podría sellar el fin de la era del plástico descontrolado


La contaminación por plásticos es una de las crisis ambientales más urgentes de nuestro tiempo, pero una solución global ambiciosa está al alcance de la mano. Un Tratado Mundial de las Naciones Unidas para Acabar con la Contaminación por Plásticos, cuyas negociaciones finales (INC-5.2) se acercan este agosto en Ginebra, tiene el potencial de transformar radicalmente el panorama mundial de los residuos, eliminando hasta el 90% del plástico mal gestionado y generando ahorros multimillonarios.

Este acuerdo es visto como el más significativo desde el Acuerdo de París de 2015. Según un reciente estudio encargado por la Coalición Empresarial por un Tratado Mundial sobre Plásticos y realizado por Systemiq, la inacción tendría consecuencias graves: el volumen de residuos plásticos mal gestionado casi se duplicaría para 2040, mientras que la demanda de plástico virgen podría crecer un 50% respecto a 2019.

Normas globales: Un ahorro económico y ambiental sin precedentes

La investigación de Systemiq revela un futuro prometedor bajo un tratado global. Con normas que aborden el ciclo de vida completo del plástico, el volumen anual de residuos plásticos mal gestionados podría caer un 90 % para 2040. Además, la demanda de producción de plástico virgen podría reducirse en un 30% en el mismo periodo, impulsando el diseño para el reciclaje y los modelos de negocio circulares.

Los beneficios económicos no son menores. Luisa Santiago, Directora Ejecutiva para América Latina de la Fundación Ellen MacArthur, destaca: “Estamos una vez más en un momento decisivo para el futuro del planeta. El acuerdo no solo ayudará a abordar eficazmente la contaminación por plásticos, sino que también aportará mayores beneficios económicos que el escenario sin cambios, con un ahorro público acumulado estimado de 200.000 millones de dólares entre 2026 y 2040. Esto es especialmente importante teniendo en cuenta que los costes de gestión de residuos ya suponen una carga significativa para las autoridades locales, representando entre el 10 y el 20% de los presupuestos municipales en países de renta baja y media como Brasil”.

Transición justa y liderazgo latinoamericano

La transición justa es un pilar fundamental del Tratado sobre el Plástico para la región de América Latina y el Caribe. El estudio indica que, si bien se necesitará una inversión adicional de 50.000 millones de dólares en infraestructuras de gestión de residuos en regiones en desarrollo, esta representa una inversión con retornos significativos. La implementación del Tratado podría generar un ahorro anual de 1.000 millones de dólares solo en gestión de residuos plásticos para los gobiernos de América Latina y el Caribe.

Colombia ha emergido como un líder regional en la promoción de la circularidad y la reducción del plástico de un solo uso. A través de la Ley 2232 de 2022, el país ha logrado eliminar siete productos plásticos de un solo uso, con el objetivo de prohibir su fabricación, importación, exportación, comercialización y distribución. Pedro Prata, gerente sénior de Políticas y Instituciones para América Latina de la Fundación Ellen MacArthur, subraya este avance: “Ejecutar iniciativas ya sea de carácter público o privado, que propendan por la eliminación del plástico de un solo uso, nos permite unirnos en el mismo propósito de hacer cambios reales en los procesos de producción que generen un impacto positivo al medio ambiente, por esto, desde la Fundación Ellen MacArthur destacamos la labor que Colombia ha venido desempeñando con su ejemplo en América Latina, descifrando acertijos y enfrentando desafíos con un camino concreto, en la búsqueda de enfrentar la contaminación plástica y construir un nuevo mercado de plástico basado en la economía circular”.

A pesar de los esfuerzos, el desafío en Colombia sigue siendo considerable: según la ONG WWF, se generan aproximadamente 700.500 toneladas de envases y empaques plásticos al año, de los cuales solo el 30% se recicla. Esto refuerza la necesidad de un tratado global que complemente las estrategias nacionales de economía circular.

El sector privado se une al llamado

El interés por un acuerdo ambicioso no es exclusivo de gobiernos y ONG. Más de 290 empresas globales —incluyendo gigantes como Coca-Cola, SC Johnson, Walmart, Nestlé, PepsiCo y Unilever—, junto con instituciones financieras y organizaciones no gubernamentales, han firmado una carta abierta instando a los negociadores a finalizar un tratado ambicioso y armonizado.

Estas empresas abogan por que el tratado incluya obligaciones claras en áreas como la eliminación de plásticos problemáticos, la adopción de criterios globales de diseño y el establecimiento de sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP). Para los firmantes, estas medidas no solo son cruciales para abordar la crisis ambiental, sino que también generan un valor económico, social y ambiental tangible al reducir costes, impulsar la innovación y fomentar la conciencia regulatoria entre los países.

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