- Menor inflación y tasas más bajas allanan el camino para un mejor crecimiento en 2025 y 2026
- El gasto en bienes seguirá siendo el principal motor del consumo privado en 2025, mientras que los servicios retomarán mayor dinamismo en 2026.
- En la inversión, el sector no residencial, impulsado por proyectos de infraestructura y construcción comercial, y el gasto en maquinaria y equipo ya se están recuperando. La vivienda se unirá a mediados de 2025.
- La demanda interna crecerá por encima del PIB en los siguientes dos años, lo que conduciría a la recuperación de las importaciones.
La economía colombiana está dando muestras de recuperación, si bien todavía debe consolidarse en los próximos trimestres. Según el más reciente informe de BBVA Research, Situación Colombia, la demanda interna, es decir, lo que consumen, gastan o invierten los colombianos, será el motor para que la economía crezca 2,0% este año, 2,8% en 2025 y 3,5% en 2026.
Según el análisis de BBVA Research, en donde se actualizan las proyecciones económicas de Colombia y el mundo, “la demanda interna seguirá siendo el motor principal del crecimiento económico en lo que resta de 2024 y durante 2025 y 2026. Se prevé que la demanda interna crezca un 2,8% en 2024, un 5,5% en 2025 y un 3,8% en 2026”.
“El consumo privado ha sido uno de los motores más importantes de esta fase de recuperación, con un notable aumento en el gasto en bienes durables, como automóviles y electrodomésticos, y semi-durables, como pequeños electrodomésticos. Este comportamiento refleja las mejores condiciones financieras de los hogares”, comentó Mauricio Hernández, economista de BBVA Research sobre el panorama de los próximos años.
Además, se espera que el gasto en bienes siga acelerándose durante 2025, para luego estabilizarse en niveles más sostenibles en 2026. Mientras tanto, el consumo de servicios, aunque resiliente, ha comenzado a moderarse tras un ciclo expansivo significativo. Se proyecta que esta moderación cíclica continúe en 2025, con una recuperación más robusta prevista para 2026, impulsada por una mejora en las condiciones del mercado laboral y el inicio de un nuevo ciclo expansivo.
Un factor que será clave para el crecimiento futuro son las condiciones financieras. “La reducción de las tasas de interés y la desaceleración adicional de la inflación durante 2024 permitirán mejorar la capacidad adquisitiva de los hogares y las empresas, y son factores esenciales para explicar el crecimiento proyectado del PIB y el liderazgo de la demanda interna. Se espera que la inflación cierre el año en torno al 5,4%, apoyada por un bajo incremento de los precios de los alimentos, la reducción de la inflación en bienes no alimentarios, y una desaceleración gradual en los precios de los servicios”, explica Juana Téllez, economista jefe para Colombia de BBVA Research.
Puntualmente, para 2025, se proyecta que la inflación continuará desacelerándose, cerrando el año en un 3,8% ingresando al rango meta del Banco de la República. Esta moderación se verá impulsada principalmente por la caída en los precios de los alimentos, que han tenido incrementos muy moderados en 2024 y continuarán con esta tendencia en 2025, lo que aliviará las presiones inflacionarias en la canasta básica.
“Para 2026, la inflación continuará su tendencia a la baja, proyectándose en 3,4%. Este descenso estará respaldado por una menor presión inflacionaria en los sectores regulados, particularmente por la esperada normalización en los precios del diésel, tras las alzas previstas para 2024 y 2025. Esto contribuirá a reducir los costos de transporte y, en consecuencia, a limitar los incrementos en los precios finales al consumidor”, indica Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research.
En este contexto, el Banco de la República ha adoptado una política de recortes graduales en las tasas de interés, acumulando una reducción de 275 puntos básicos a lo largo de 2024. Se espera que la tasa de política monetaria, que cerrará 2024 en torno al 8,5%, continúe descendiendo hasta alcanzar el 6,0% en 2025, y se mantenga en ese nivel en 2026. “Sin embargo, el Banco de la República seguirá vigilando de cerca los riesgos inflacionarios, incluyendo posibles choques en los precios de la energía o el impacto de los ajustes salariales sobre la inflación subyacente”, afirma Reyes.
En otras variables se proyecta que el empleo crezca un 1,7% en 2025 y un 2,0% en 2026, impulsado principalmente por la recuperación del empleo formal en el sector privado, lo que fortalecerá el consumo privado y brindará mayor estabilidad a los ingresos. En cuanto a la tasa de desempleo, se estima que cierre 2024 en torno al 10,2%, mejorando a 10,0% en 2025 y a 9,7% en 2026.
La inversión en infraestructura, edificación no residencial y maquinaria será clave para sostener esta expansión. La infraestructura se verá impulsada por el mayor gasto de los gobiernos regionales y locales, mientras que la explotación minera seguirá aportando recursos. La edificación no residencial aprovechará la baja vacancia comercial y la recuperación económica, que impulsará la demanda de este tipo de construcciones.
“Finalmente, la inversión en maquinaria se recuperará a medida que la industria recobre dinamismo, apoyada por la recuperación del consumo de bienes y el actual alto uso de la capacidad instalada, lo que exigirá a las empresas aumentar su capacidad productiva para responder a la mayor demanda”, dice el informe.
En cuanto al tipo de cambio, se espera que transite entre $4.150 y $4.350 en los próximos dos años. Los determinantes del tipo de cambio serán: “en el corto plazo, la antesala al proceso electoral en los EE.UU., las tensiones por la discusión de temas fiscales en Colombia y el comportamiento relativo de la política monetaria entre EE.UU. y Colombia. Y, en el largo plazo, el deterioro del déficit en cuenta corriente, la tendencia bajista de los precios del petróleo, y el desbalance fiscal”, dice Reyes.
Panorama internacional es optimista
El panorama internacional muestra alivios en la inflación. La mayoría de los países ya observan una inflación en torno a sus promedios de los últimos 10 años y se encaminan al logro de sus metas de inflación hacia 2025.
Así, el crecimiento de 2024 en Latinoamérica será de 1,5% con revisiones encontradas: México a la baja y Brasil al alza. Para 2025, se espera alguna aceleración de la actividad en LatAm, al 2,3%, pero esta es inferior a la anticipada hace tres meses. Esto se debe principalmente a la revisión a la baja del crecimiento de México.
Finalmente, “el entorno global, con una menor dinámica del comercio, puede causar dificultades a la región, en especial si no se aprovechan las relocaciones de las cadenas de valor global. La región enfrenta dificultades para consolidar tasas de inversión altas, en parte por su baja capacidad de generación de ahorro interno y su dependencia del ahorro global”, concluye Téllez.
Esta misma situación aplicaría para Colombia, cuyo principal objetivo a futuro es encontrar un catalizador de la inversión para aumentar la capacidad de crecimiento económico.