Alejandro Reyes, Economista BBVA Research |
Por: Alejandro Reyes, Economista BBVA Research
Como comentamos en la columna de la anterior semana, la deforestación no sólo es mala para el medio ambiente, tampoco aporta mejoras económicas ni sociales a las poblaciones vulnerables, por ende, la pregunta ¿cómo revertir la deforestación y darle oportunidades a la población de estas zonas? cobra una alta relevancia. Tratemos de abordar la respuesta a través de tres aristas.
En primer lugar, es necesario lograr una delimitación más estricta de las zonas a proteger, cambiando reglamentaciones de uso del suelo. Esto se debe acompañar con el desarrollo de capacidades de control y cuidado: programas de guardabosques, acompañamiento del Estado, creación de programas de desarrollo sostenible en estas áreas.
En segundo lugar, es fundamental evitar que existan incentivos para desplazar la frontera de explotación económica hacia los territorios protegidos. Esto implica productivizar las zonas hoy destinadas para la explotación económica, que carecen de infraestructura, bienes públicos, instituciones y que tienen muy bajo nivel de productividad y competitividad, cubriendo estas carencias y articulando el apoyo financiero mediante créditos, garantías y seguros que reduzcan el riesgo.
En tercer lugar, se debe reconocer el valor del activo natural. Los bosques son grandes centros de captura de carbono, reguladores del clima y sustento de diversos ecosistemas y por ende de la amplia biodiversidad que tiene el país. Sin embargo, no se reconoce su valor y son por ende susceptibles a la sobreexplotación. Para lograr esto se debe asignar un valor a la emisión de carbono. En Colombia estos mecanismos existen pero presentan carencias: el impuesto de carbono tiene baja cobertura y precio, se han reducido los incentivos al desarrollo de los mercados voluntarios, y el sistema de compensación o de cupos no ha sido reglamentado.
Al final, el objetivo tiene que centrarse en asignarle un valor y proteger los bosques, para limitar su deforestación, pero se requiere al mismo tiempo potencializar las zonas de explotación económica, para evitar que se siga expandiendo la frontera agropecuaria. Todo esto tiene un costo elevado, pero son los mercados e impuestos al carbono y el mismo desarrollo económico bien focalizado, los que brindarán los recursos para lograr estos objetivos.